El juego en la infancia puede asemejarse a su lenguaje, su manera de entender la vida y el medio a través del que manifiestan experiencias que están viviendo y sintiendo, que no pueden expresar de otra manera.
Por ejemplo, un niño o niña que repetidamente juega con sus muñecos y estos están siempre tristes y decaídos podría ser indicativo de que en la vida de ese niño puede estar sucediendo algo que no va bien, pero que por la edad o por otros motivos no es capaz de verbalizar.
Por ello, es muy importante atender a la forma en la que juega la infancia, ya que el juego simbólico en muchas ocasiones nos da pistas acerca como se sienten o qué cosas pueden estar sucediendo. En ocasiones, pueden ser indicativos de que algo no marcha tan bien como debería.