El 12 de agosto de 1962, durante las fiestas de San Nicolás del Puerto Viejo de Algorta (Getxo/Bizkaia), la cuadrilla ‘Antzarrak’ se percató de que los 2.000 litros de vino tinto que habían comprado para la festividad se encontraban picados.
Como la suma de dinero desembolsada para adquirir semejante cantidad de vino era muy importante, tuvieron que buscar una salida. Un médico conocido les confirmó que la bebida no era nociva para la salud, pero lo que sí que tenía era un sabor sumamente desagradable.