El miedo es contagioso. Pocas emociones pueden alterar y cambiar tanto la estabilidad de una persona y del mundo en su totalidad como el temor más irracional. Hay estudios que señalan que las personas, como los animales, podemos oler el miedo. Tal vez sea verdad, pero lo que está claro a día de hoy es que esta emoción viaja a golpe de clicks, noticias, imágenes que compartimos y comentarios que publicamos.
Sentir miedo… ¿es quizá esta muestra mayor debilidad? O más aún, ¿es reflejo de nuestra clara irracionalidad como seres humanos? En absoluto. Gracias a ella garantizamos nuestra supervivencia. El miedo nos une a la vida y como tal, hay que escucharlo, darle presencia, entenderlo y actuar en consecuencia manteniendo, eso sí, un enfoque lógico.