Rondaba la década de los 90 cuando una adolescente Esther Peñas comenzaba a componer sus primeras canciones acompañada de una guitarra. Esos años en los que uno se grababa sus primeras maquetas con una cadena de música, un micro y una cinta de cassette. La primera canción que fue cobrando sentido fue Spirit in the rain, todavía en una fase muy inicial, pero que ya sirvió para amenizar alguna reunión de amigos y animar a Esther Peñas a componer algunos temas más.
Pasaron los años y esos temas de la adolescencia quedaron guardados en la cinta de cassette, la cual hacía recordar a la compositora cada cierto tiempo su afición por componer, pero ella estaba muy ocupada desarrollando su carrera como intérprete acompañando otros músicos y trabajando como profesora de instituto.