Con Alberto Fernández, Nova Ciencia y Almécija, en Candil, iniciando Febrero y semana.
- “La actualidad generada por los terremotos de Granada debe ponernos en alerta y aprovechar la oportunidad que existe para mejorar el parque inmobiliario, incrementar la seguridad de los edificios y, de paso, su eficiencia energética aprovechando parte de los fondos Next Generation EU en colaboración con la iniciativa privada”
- “Las administraciones públicas tienen que controlar y exigir la revisión de las estructuras de los edificios antiguos y el cumplimiento de las ITE (Inspecciones Técnicas de Edificios) tanto a las comunidades de vecinos como a las administraciones de fincas”
- “En España son tres las autonomías que tienen un mayor riesgo sísmico: Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana (principalmente el sur de la provincia de Alicante). Las autoridades de estas zonas deberían poner especial atención en el estado de los inmuebles construidos entre los años 60 y 70”.
La serie sísmica que Granada está sufriendo durante esta semana ha vuelto a elevar hasta los medios de comunicación el riesgo de terremotos que existe en determinadas zonas de España. La misma alerta surgió cuando el 23 de febrero de 2015 Ossa de Montiel (Albacete) registró un sismo con una magnitud en la escala Richter de 5,2º o cuando el 27 de diciembre de 2013 la isla de El Hierro sufrió un terremoto de 5,1 grados provocando desprendimientos en edificios y obligando a cortar carreteras. Y, por supuesto, no podemos olvidar el triste 11 de mayo de 2011, fecha en la que Lorca sufrió un terremoto de 5,1º Richter, murieron nueve personas, hubo 324 heridos y el 80% de las viviendas fueron destruidas.
Todos estos episodios contribuyeron en su momento a despertar conciencias de forma inmediata y al consecuente aumento del interés y de la preocupación por parte de los responsables políticos para hacer frente a los daños causados por los movimientos sísmicos. Sin embargo, las conciencias de quienes tienen responsabilidades pronto se quedaron dormidas y, aletargadas, impidieron tomar medidas efectivas a largo plazo para minimizar los riesgos y daños causados por los terremotos.
La reacción inmediata con los terremotos de Granada, al igual que en los sismos recordados al inicio de este artículo, ha sido la de revisar los edificios y asegurarse de que los sismos no han causado daños graves en ellos. Para ello han utilizado las denominadas fichas de inspección rápida de edificios. Cuando pase la urgencia del momento, como ya ha sucedido anteriormente, ¿volveremos a correr el riesgo de que las autoridades se olviden del asunto y pongan las medidas necesarias para asegurarse de que los edificios cumplen con las intervenciones, inspecciones y revisiones que son obligatorias y necesarias para garantizar el buen estado de sus estructuras?