Vaqueros de los Monegros. Unos tipos desinhibidos y con la misma facilidad para hacer canciones de fiesta cowboy como profundas baladas. Unos verdaderos artesanos de la melodía que, pese al subidón de popularidad que gozaron a finales de los ochenta, acabaron “perdiendo su apuesta por el rock’n’roll”. La culpa: el cansancio, las escasas ventas discográficas y la devoción, cada vez mayor, de su líder Mauricio Aznar por el folclore latinoamericano.
