Una mujer de sangre. Una mujer a la que, ya juntos en el cielo, sonreirán con orgullo Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, y, junto a ellos, le deseará el mejor de los triunfos aquella otra Cancionera —doña Lola Membrives— con ramillete de hierbabuena y canción de cuna al viento… Su arte no estaba ligado solamente a su música, su voz o su forma de moverse por el escenario… era una mujer que traspasó fronteras, era una artista integral. ROCÍO JURADO.
