Contamos con cortijos que datan de cien, doscientos y hasta trescientos años de antigüedad. En nuestra sierra y pueblo, se preservan aljibes, eras, bancales y pozos con cúpulas que probablemente pertenecen a la época musulmana.
La riqueza de nuestro patrimonio y la vida de antaño nos son reveladas a través de verdaderas joyas como El Camarilla, David Capel y El Espigador. Estos guardianes de la memoria local se convierten en una mina de oro, desenterrando las historias que dan forma a nuestra identidad y conectándonos con nuestro legado cultural.