En estos años, desde la Estirpe del Lobo, siempre que se acercan las vacaciones y coincidiendo con las últimas participaciones de la temporada, hemos aconsejado viajes en los que experimentar la historia, el misterio y las leyendas. Este año os proponemos otra forma de viajar y a otros lugares quizás más terribles de lo imaginado, la profundidad del alma humana. Y lo podemos hacer con ayuda de nuestra imaginación y con los libros como guías en nuestro viaje. Porque leer es una manera de viajar e incluso de vivir, con la ventaja que puedes hacerlo desde casa, bajo el aire acondicionado, sin aguantar las colas de embarque y por mucho menos dinero. Además, viajar con ayuda de los libros nos permite no sólo viajar en el espacio, también podemos hacerlo en el tiempo. Los aficionados a la novela histórica, sin duda, saben de lo que les hablo.
Bien, pues para éstas tardes estivales, les traigo unas recomendaciones muy personales. Como buen neurodivergente, cuando leo un libro y me gusta, tiendo a leer todo lo que ese autor haya leído. Y eso me pasó con los dos autores que aconsejo leer éste verano. Sin duda, el más duro, por la cruda verdad que su obra desvela, es Dostoyevski. La primera novela suya que leí, siendo aún un adolescente, era una vieja edición que andaba por casa de Los hermanos Karamázov. Recuerdo que el impacto que me causó me llevó a leer casi de modo compulsivo toda la obra de Dostoyevski. Pero aquella fue una lectura desordenada y que provocó una extraña idea en mi cabeza. Era como si en realidad, hubiera dos Dostoyevski, dos autores, completamente distintos.