Estas semanas hemos estado hablando sobre la importancia del autodiálogo y de
la autogestión, es decir, de cómo un diálogo interno sano puede ayudarnos a
manejar situaciones, conflictos y emociones que vengan tanto del exterior como
de nuestro propio interior.
Cuando hablamos con nuestro mejor amigos y lo conocemos en profundidad
llegamos a saber y a amar sus defectos, sus virtudes, sus gustos, cómo funcionan,
qué necesitan… Esa conexión que sólo se tienen con muy pocas personas y que a
veces no hace falta que abran la boca para que entendamos todo lo que nos
quieren expresar. Y verle, precisamente, gestionando su día a día, sus problemas y
sus emociones también hace que le conozcamos profundamente e, incluso,
lleguemos a admirar sus virtudes y nos haga aprender.
