¡Vamos allí! ¡Saltar de la pierna, vestirse en un periquete, salir corriendo de casa y, en la carrera, atrapar primero el autobús, luego la lancha y no perder el avión ultrasónico!
Pero es tan agradable tomarse el día con calma, mirar cómo caen las hojas, escuchar el chapoteo del agua o saborear tranquilamente una buena torrada…
Un libro para leer deprisa, deprisa la primera mitad… y muy poco a poco la segunda.
Ésta es la historia de un niño que empieza el día con una carrera frenética con sus amigos para intentar coger un avión ultrasónico, embarcándose antes en una lancha, subiendo al autobús, sin tener ni un instante para perder el tiempo. Finalmente, todos consiguen legar al avión antes de que despegue salvo él. Pero gracias a esto puede detenerse y disfrutar de todas las pequeñas cosas que no había podido ver en su carrera frenética.
Este libro nos relata en su primera parte la estresante carrera del niño y en la segunda cómo vuelve a recobrar la calma ya disfrutar de todo lo que encuentra en el camino. El formato apaisado del libro permite que la historia se desarrolle como una secuencia donde el texto baila a la perfección con las ilustraciones. En una sociedad en la que todos corremos todo el tiempo, la autora nos descubre el placer de la contemplación y de tomarnos el tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas.