El término viene del griego y significa falta de turbación. En la Grecia de la época de Aristóteles, Alejandro Magno o Platón existían escuelas filosóficas que reivindicaban nuestra capacidad para no dejar que nada nos afecte, es por eso que existe una palabra para designar algo tan concreto.
Entre otras escuelas, aparecen los estoicos, que explican que para alcanzar la felicidad primero había que llegar a la apatía, disminuir las pasiones y deseos, los cuales alteran el equilibrio mental y anímico. Para ellos, el alma humana se turba con las pasiones, deseos y sentimientos los cuales se oponen a lo que conducirá a la felicidad.