La necesidad de una disciplina hermenéutica viene determinada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que se refiere al significado de los textos. La hermenéutica, eminentemente desde Schleiermacher, su fundamentador moderno, responde a la máxima célebre de alcanzar a comprender al autor mejor de lo que él mismo alcanzaba a comprenderse.
