Toda gran historia es la suma de muchas otras historias. Algunas de las cueles son injustamente olvidades. Este es el caso de las Women Airforce Service Pilots, las WASP (cuyas siglas en inglés significan Avispas), y cuya historia ojalá llegue alguna vez a gozar del reconocimiento que merecen por derecho propio.
En 1942, tras el ataque de Pearl Harbor, dos mujeres aviadoras, Jacqueline Cochran y Nancy Harkness Love, presentaron propuestas por separado para crear un cuerpo de mujeres piloto que apoyara el esfuerzo de guerra. Cochran, una piloto experimentada y ejecutiva de la aviación, abogó por la creación de un grupo de mujeres que entrenaran a pilotos masculinos en misiones de combate. Por otro lado, Love, también una piloto experimentada, propuso la formación de un grupo de mujeres piloto militares que combatieran en la II Guerra Mundial.
Sin embargo, está propuesta, en un principio fue desestimada. Incluso cuando se planteó que la participación de las mujeres se limitara a realizar tareas de transporte y enlace, liberando así a pilotos masculinos de las responsabilidades logísticas pudiendo centrarse en las de combate.
