«Si un día hablo, haré temblar a mucha gente», había declarado Michele Sindona.
El banquero italiano fallecía el 22 de marzo de 1986 tras dos días en coma profundo después de haber sido presuntamente envenenado en la cárcel de máxima seguridad de Roma mientras cumplía una sentencia de cadena perpetua por el asesinato del abogado Giorgio Ambrosoli en 1979. Dos meses antes el banquero había intentado acabar con su vida cortándose las venas por lo que se barajó la posibilidad de q se tratase de un suicidio.
Ambrosoli se había encargado de liquidar los bancos de Sindona tras la quiebra de su banco norteamericano.