Debido que el 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental, hoy vamos a hablar de un pilar fundamental de la salud mental: la autoestima. Esa relación que tenemos con nosotros mismos, que a veces se nos olvida cuidar, pero que sostiene cómo pensamos, sentimos y actuamos.
“¿Alguna vez te has sentido inseguro, poco capaz, o como si todo lo que haces no fuera suficiente? Eso tiene mucho que ver con la autoestima, que al final se relaciona con la salud mental, que es un estado de bienestar en el cual la persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad”. (según la OMS). La Salud Mental que es el equilibrio entre las emociones, pensamientos y conducta, es sentirnos bien con uno mismo.
Y la autoestima es la valoración, percepción y aprecio que cada persona tiene de sí misma.
Incluye cómo nos vemos, cómo nos hablamos, qué creemos que merecemos y hasta dónde nos sentimos capaces de llegar.
Una autoestima sana no significa sentirse perfecto o superior, sino reconocerse como valioso, con fortalezas y también con limitaciones que no disminuyen el valor personal.
Una autoestima baja puede reflejarse en autocrítica constante, inseguridad, miedo excesivo a equivocarse o a no ser aceptado