No saben todavía ni cuánto ni cuándo pero lo que sí saben en la familia de Antonio es que les va a cambiar la vida. Al menos, la van a afrontar con mayor tranquilidad. Este valenciano amante del VCF y siempre con una sonrisa en la boca es una de los 130 víctimas de la talidomida (un fármaco que se prescribía a las embarazadas contra las náusea en los años 60 y que provocaba malformaciones en el feto) que va a recibir una compensación del Estado por aquel horror. En su caso, el medicamento que se tomó su madre en 1970 provocó que él naciera sin brazos y sin piernas. Condenado a necesitar a alguien de por vida.

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