El reconocimiento legal de estas lenguas ha sido, por tanto, una de las mayores reivindicaciones históricas de la comunidad sorda y su conmemoración tiene por objetivo no sólo compartir y promover su difusión, sino impulsar medidas para normalizar su uso más allá de los ámbitos domésticos, educativos o sociosanitarios.
Cuanto mayor sea el conocimiento de estas lenguas y su trascendencia para muchas personas sordas y sordociegas, con más facilidad se adoptarán actitudes de tolerancia y empatía entre los ciudadanos. Por eso, el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas será una ocasión para recordar el papel fundamental que juegan para la transmisión de ideas, la relación personal y social y el intercambio de conocimiento.
El reconocimiento de este día, además, servirá para llamar la atención del conjunto de la sociedad para con las personas sordas y sordociegas. Asimismo, servirá para recordar la necesidad de sumar esfuerzos para que estas personas puedan ejercer sus derechos como ciudadanos.
Con esta declaración, España se alinea con otros países europeos, como Islandia, Suecia y Eslovenia, que ya cuentan con iniciativas similares. La fecha elegida, el 14 de junio, se ha adoptado porque ese mismo día de 1936 se constituyó la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), principal agente catalizador de ese movimiento en España.