Alberto Fernández con Nova Ciencia y Almécija, en Candil, repasan noticias del mundo científico y universitario.
Un equipo internacional con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha medido por primera vez de forma directa la trayectoria vertical del agua en su camino desde las capas más superficiales del océano hacia las más profundas. El transporte vertical alcanza una mayor o menor profundidad en función, entre otros factores, de un fenómeno denominado estratificación térmica, el cual provoca que, en verano, el agua más superficial quede aislada debido al calentamiento y no pueda penetrar hacia capas profundas. Los resultados, publicados en la revista Bulletin of the American Meteorological Society (BAMS), se han obtenido tras una campaña de mediciones en 2018 y 2019 en el extremo oriental del mar de Alborán, la parte más occidental del Mediterráneo.
Los estudios se han llevado a cabo en el marco del proyecto CALYPSO (Coherent Lagrangian Pathways from the Surface Ocean to Interior), financiado por la Oficina de Investigación Naval de Estados Unidos (ONR), una iniciativa que pretende comprender, caracterizar y predecir el transporte tridimensional en el océano, es decir, la trayectoria que sigue el agua tanto horizontal como verticalmente. El extremo oriental del mar de Alborán supone un laboratorio natural a pequeña escala, donde confluyen las masas de agua atlántica y mediterránea. Esta región, denominada frente de Almería-Orán, es uno de los puntos de especial concentración de biodiversidad del océano.
La estratificación del agua se produce cuando las masas de agua con diferentes propiedades, como la salinidad y la temperatura (que determinan la densidad), forman capas que actúan como barreras e impiden la mezcla de agua. Este intercambio vertical de calor, nutrientes, carbono y oxígeno es clave para la productividad biológica del océano e impedir, por ejemplo, que sufra anoxia o falta de oxígeno.
“El intercambio vertical entre la superficie y el interior del océano afecta al intercambio de calor y agua dulce, la productividad biológica, la exportación de carbono y la ventilación de oxígeno; por lo que mejorar la observación y comprensión de estos procesos y sus impactos a escala climática es uno de los principales retos a los que se enfrenta la observación de la Tierra”, asegura Ananda Pascual, investigadora del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA,CSIC-UIB) y una de las autoras del trabajo.