Sócrates fue un ejemplo de integridad. Buscaba la verdad. Tanto buscaba la verdad que, en el colmo de la humildad, declaraba: “Solo sé que nada sé”. Él, que sigue siendo fuente de inspiración de los grandes hombres (y mujeres) 2500 años después de su muerte. Él, que hizo escuela y regaló al mundo una colección de discípulos que engrandecieron el espíritu humano y forjaron las bases morales que permitieron despegar a la civilización occidental, entre ellos el mismísimo Platón.
