La banda madrileña, que actualiza el sonido ochentero de Burning o Décima Víctima, vive ese momento de efervescencia y maravillosa ingenuidad que sintieron Nacha Pop en 1979, Los Planetas en 1993 o Vetusta Morla en 2007. Les pillamos justo unos segundos antes de explotar.
Fuente El País.