El precio de la verdad puede ser muy alto, sobre todo si es una verdad que nadie quiere que se sepa. Por eso, las infiltraciones resultan tan peligrosas. Un descuido, una mala decisión o simplemente mala suerte pueden hacer que el intento de descubrir lo que está ocurriendo acabe de la peor forma. Es, simple y llanamente, arriesgar la vida.
