Febrero es el mes del amor. La festividad de San Valentín, conocida como el día de los enamorados, protagoniza éste mes; pero lo que quizás muchos no sepan, es que éste mes ya estaba dedicado al amor y la fertilidad mucho antes del cristianismo. Y mucho antes también de que el Corte Inglés nos invitase a empacharnos de corazoncitos y compras de regalos.
Y es que ya en la Edad Media se celebraba, aunque de un modo muy diferente, en lo que se conoce como la «Lottería del Amor» un juego peculiar en el que las mujeres escribían sus nombres en papeles que se colocaban en un sombrero, y los hombres elegían al azar uno de aquellos papelitos. El hombre tenía que cortejar a la mujer cuyo nombre elegía, y, en algunos casos, la tradición llegaba a situaciones cómicas y, a veces, absurdas, ya que las parejas forzadas pasaban mucho tiempo con personas que ni siquiera conocía. Aunque imagino que éste juego, en realidad, es más una invención literaria del romanticismo que algo real, porque en la Edad Media, lo de saber leer y escribir era más bien escaso, reservado a las clases altas. Y del acceso al papel ni hablemos.
Pero es que la cosa viene de lejos, porque en la antigua Grecia, febrero estaba marcado por diversas celebraciones relacionadas con la protección y la purificación. Uno de los festivales más relevantes de este mes era Los Díasia, dedicado a Zeus Meilichios, una de las muchas facetas del dios griego Zeus. Zeus Meilichios era adorado como una deidad benevolente encargada de alejar los malos espíritus y proteger a los hogares.
